Riberas del Río Guadalete
En la Provincia de Cádiz existe una extensa red de ríos y arroyos. Concretamente, la campiña está atravesada de este a oeste por el principal río gaditano: el Guadalete. Éste ha tenido un papel esencial en la historia y economía del entorno.
Cabe destacar la importancia de la relación río-acuífero, puesto que de ésta surgen parajes de gran interés, cuya supervivencia depende de modo directo de las características de la alimentación hídrica subterránea.
Se trata de un río de tipo fluvial subtropical. Como la mayor parte de los ríos mediterráneos, presenta una fuerte estacionalidad, marcada por la pluviometría, con grandes crecidas en otoño e invierno y fuerte descenso en verano. Su cuenca vertiente es de 3.677 km2, con un elevado coeficiente de escorrentía, y su longitud de 164 kms. El desnivel es de 900 metros, que es la altitud de la Sierra del Endrinal. En su recorrido caben distinguir tres tramos: a partir de su nacimiento y durante 50 kms no forma vega. A partir de Puerto Serrano se asoma a la Campiña y recorre un segundo tramo de 100 kms., hasta las marismas de el Puerto de Santa María. El tercer tramo, de 14 kms., discurre por las marismas del Puerto de Santa María hasta su desembocadura en la Bahía de Cádiz, al Sur de la ciudad.
La pendiente es muy suave en todo este recorrido, por lo que la velocidad de sus aguas es muy lenta. Durante todo este recorrido el río describe numerosos meandros siendo más frecuentes y curvos en el tramo final. Cuenta con el aporte de diversos afluentes : por su margen derecha, los arroyos del Charco, Jédula y Salado de Caulina y por su margen izquierda, recibe al río Majaceite y a los arroyos Zumajo, Cabañas, Salado de Paterna y Buitrago.
Son cinco las zonas adyacentes a las márgenes del Guadalete en su curso medio y bajo, de pequeña superficie pero importantes por dos motivos: o bien son antiguas graveras que durante la actividad extractiva se les perforó el freático, por lo que cuentan con agua permanentemente (Caños de Adúzar, Casa del Duque, Berlanga, Segunda de Berlanguilla) y que constituyen un refugio para la avifauna que vive ligada al medio lacustre, o bien son meandros del río (Casa de La Tapa) que por su extensión albergan una vegetación importante que cumple la doble función paisajística y de protección.
Existen importantes espacios ligados al río como son: los bosques de ribera, terrazas fluviales, vegas aluviales y escarpes.
Los bosques de ribera
Los bosques de ribera tienen un papel crucial como cauces o vías migratorias para plantas o animales dada su continuidad, atravesando a otras formaciones vegetales con distribución en mosaico. De esta manera, en principio, se convierten en candidatos ideales para funcionar como corredores naturales, pero el precario estado de conservación que presentan hace necesario la puesta en marcha de actuaciones previas para su recuperación.
Las funciones de la vegetación de ribera son bien conocidas, entre ellas suelen destacarse las de estabilizar los márgenes y amortiguar el efecto de las crecidas y la de ofrecer refugio y alimentación a una rica fauna, pero casi nunca se incide en su valor intrínseco como formaciones vegetales de gran interés ya que, en el ámbito mediterráneo, presentan un incremento de la diversidad florística, de la complejidad estructural y de la producción de biomasa con respecto al resto de bosques de nuestra región.
Las mejores galerías se conservan a partir de Arcos en la Pedrosa, en torno a la Junta de los Ríos, en las cercanías de Majarromaque, en los Llanos de La Ina y en las proximidades de la Cartuja, si bien no se pueden considerar estrictamente como bosque de galería ya que se presentan alteradas y con especies extrañas a las que potencialmente debiera haber.
Se distinguen cuatro niveles de terrazas más el actual o vega aluvial de inundación. Las terrazas fluviales más antiguas datan del Pleistoceno, mientras que la cuarta y la actual corresponden al Holoceno. Dentro de estas terrazas antiguas se distingue entre aquellas terrazas que están constituidas por gravas, areniscas y arenas rojas, predominantemente silíceas, generalizadas en el curso más bajo del Guadalete, y aquellas otras constituidas por gravas y arenas con niveles más altos de CO3Ca del curso medio del mismo río. Dentro del material cuaternario se aprecia la importancia de los glacis, coluviones de ladera, y derrubios de naturaleza caliza o bien procedentes de la alteración de caliza tosca. Las terrazas pueden observarse perfectamente en las proximidades de Puerto Serrano, en distintos puntos de los llanos de Villamartín, en las cercanías de El Torno y Malabrigo, en la Gredera, cerca de La Ina o en El Portal.
Lomas, Vegas y Escarpes
Son terrenos situados sobre el Río Guadalete (Lomas y Escarpes) o junto a él (Vegas).
Las lomas y escarpes son terrenos que forman una cornisa sobre el río confiriendo al entorno un paisaje heterogéneo que rompe con la uniformidad del río en su curso medio. Algunos llegan a medir más de 60 metros de altura. Su importancia es doble: paisajística y agroforestal, ya que acogen a una vegetación típica de monte bajo mediterráneo y con una componente antierosiva muy importante. Los Cejos del Inglés circunda la Laguna de Medina, con lo que contribuye al refugio de avifauna y mantiene con aquella una interacción constante.
En los cursos medio y bajo del Guadalete, las vegas constituyen sistemas complejos y fuertemente antropizados. Se originaron por la deposición de grandes cantidades de materiales, cuando el río inundaba las tierras colindantes que, con el paso del tiempo, dieron lugar a una gran capa de sedimentos. Son suelos fértiles y con excelente capacidad agrológica. Las vegas aluviales ocupan una franja que cruza la campiña en dirección N.E-S.O y otras de menor extensión en dirección perpendicular al valle, que corresponde a las vegas de los ríos Alberite, Majaceite, Albarda, Salado de Espera, Salado de Caulinay otros afluentes. La Vega del Torno es una zona relevante de la vega del Guadalete, representativa de los aprovechamientos agrícolas tradicionales en las zonas aluviales del río.