ORQUESTA JOVEN DE ANDALUCÍA
Concierto
Programa Andaluz de Jóvenes Intérpretes. Agencia Andaluza de Instituciones Culturales
Programa: A. BRUCKNER Sinfonía nº 7
CARLOS DOMÍNGUEZ NIETO, dirección musical
Descuento G-25 / Descuento 6 / Cupo Centros Educativos / Amig@ del Villamarta
GIRA DE PRIMAVERA 2022
ORQUESTA JOVEN DE ANDALUCÍA
PROGRAMA
Anton Bruckner (1824-1896). Sinfonía Nº 7 en Mi mayor
I. Allegro moderato
II. Adagio: Sehr feierlich und sehr langsam (muy solemne y muy lento)
III. Scherzo: Sehr schnell (muy rápido)
IV. Finale: Bewegt, doch nicht schnell (movido, pero no rápido)
Director invitado CARLOS DOMÍNGUEZ-NIETO
ORQUESTA JOVEN DE ANDALUCÍA
Notas al Programa:
Réquiem sin palabras. La música como liberación del espíritu.
El 26 de julio de 1882, Anton Bruckner (1824-1896) asistió en Bayreuth al estreno de Parsifal, un “festival escénico sacro” en palabras del propio Richard Wagner (1813-1883). En ese momento, el compositor austriaco se encontraba inmerso en la composición del primer movimiento de su séptima sinfonía. Casi un año antes, en septiembre de 1881, Bruckner había tenido un sueño en el que su mentor, Ignaz Dorn, tocaba para él una hermosa melodía con reminiscencias wagnerianas y, aún en duermevela, había anotado el que sería el tema principal de su nuevo trabajo. Sin embargo, tras la velada en Bayreuth, algo cambió en el talante de Bruckner con respecto a la sinfonía. Hasta ahora, la influencia de Wagner se había reflejado en forma de homenaje lírico-dramático, desde un punto de vista expresivo y estructural pero ahora adquiría una profundidad de sentimientos de la que su música absoluta carecía hasta el momento.
En su encuentro con Wagner, Bruckner tuvo la intuición de que sería la última vez que se verían. Este contraste sombrío se confirmó con la muerte del autor, lo que convertiría la séptima sinfonía de Bruckner en una suerte de réquiem sin palabras dedicado al hombre que más le había inspirado.
Este nuevo estímulo religioso se vuelve fundamental en un carácter tan espiritual como el de Bruckner y se ve reflejado en la riqueza expresiva que adquiere la obra. La profundidad de agradecimiento que siente hacia Wagner le llevan a lograr el complejo objetivo de reflejar los aspectos positivos de la muerte.
Leopold Nowak, organista y musicólogo encargado de la edición de 1954 de la obra de Bruckner, dijo de esta sinfonía que “se respira una atmósfera exultante combinada con una aguda conciencia del lado oscuro de la vida”. Esto crea una conexión tanto con el Réquiem escrito por el autor en 1849 como con el posterior Te Deum, compuesto entre 1883 y 1884, tras la finalización de la sinfonía. Bruckner encuentra esta unidad de pensamiento de forma espontánea, como resultado de un proceso en torno a la muerte, la aceptación y la resolución emocional, que se conectan a través de un todo psicológico persuasivo con formas y estructuras clásicas que son, según Martin Pulbrook, las claves para que la sinfonía sea un éxito en su conjunto.
Y es que el estreno de la obra el 30 de diciembre de 1884 en Leipzig, bajo la dirección de Arthut Nikish, supondría el primer éxito rotundo de Bruckner, a la edad de 60 años. El aplauso de un cuarto de hora al finalizar la obra y las críticas posteriores fueron absolutamente entusiastas. El propio Nikish dijo “desde Beethoven no ha ocurrido nada parecido a esto. Desde este momento asumo como mi deber trabajar para el reconocimiento de Bruckner”.
La obra fue también un éxito en Munich. Sin embargo, cuando la Filarmónica de Viena quiso interpretarla, Brukner se opuso en un primer momento porque “los influenciables críticos vieneses estarían encantados de obstruir mi creciente fama en Alemania”. Y tenía razón. Cuando finalmente la obra se estrenó en 1886, bajo la dirección de Hans Richter, el temido crítico musical Eduard Hanslick escribió: “como cada trabajo de Bruckner, la sinfonía contiene ingeniosas inspiraciones interesantes y placenteros detalles -aquí seis, allí ocho compases-, pero entre las luces hay interminables pasajes de oscuridad, aburrimiento plomizo y febril sobreexcitación”.
A pesar de este ataque, la crítica llegó demasiado tarde para afectar a su naciente fama, tras lo que Hanslick tuvo que admitir que “lo cierto es que nunca ha ocurrido que un compositor haya sido llamado a salir al escenario cuatro o cinco veces tras cada movimiento”.
Es posible que las palabras que Wagner había dicho sobre Bruckner, en las que destacaba que sabía “de unicamente un compositor que se encuentra a la altura de Beethoven, y ése es Bruckner”, junto con su compromiso de dirigirle toda su obra, lo que se vio interrumpido con la muerte del alemán, influyeran en la creciente fama del austriaco.
Asimismo, es interesante analizar el orden en el que Bruckner concibió la séptima sinfonía: Si bien en las seis anteriores, la forma mantenía la estructura clásica, en la octava y la novena el tiempo lento y el Scherzo se verán intercambiados. En la séptima sucede que, aunque conserva la estructura planteada por Haydn, el tercer movimiento fue escrito en paralelo al primero y el tiempo lento, que cobra una especial relevancia por sus connotaciones emocionales ligadas a la muerte de Wagner, sería compuesto con posterioridad.
Esto hace que el tercer movimiento tome un cariz liberador tras el carácter fúnebre del segundo e influye en que el cuarto tiempo sea conclusivo pero no abrumador. De nuevo, la intuición y las continuas conexiones tanto con la Eroica de Beethoven, en el concepto de rendir homenaje a una personalidad singular, como a la obra de Wagner, como la conexión existente entre el primer movimiento de la sinfonía y el aria Ich sah’ das Kind de Kundry en el segundo acto de Parsifal, son fundamentales en el proceso creativo de Bruckner.
Todo esto, unido a la concepción sacra católica a partir de la que el austriaco construye su ciclo de sinfonías, su formación como organista, el uso del contrapunto que su formación romántica hace de la herencia barroca, el equilibrio que es capaz de encontrar entre las armonías extendidas wagnerianas y el clasicismo formal brahmsiano y el perfeccionismo propio del autor, que le llevaba a modificar compulsivamente su obra una y otra vez, hacen de su séptima sinfonía un pilar fundamental del sinfonismo postromántico, que conduce al oyente a través de temas tan trascendentes y fundamentales como la muerte, la felicidad o la belleza de un modo sencillo, directo y orgánico para conseguir despertar la esencia emocional del espectador.
Beatriz GonzálezAbril 2022
CARLOS DOMÍNGUEZ-NIETO
Director Titular y Artístico de la Orquesta de Córdoba
Ha sido Director Titular del Teatro de Ópera de Eisenach y de la Ópera de Cámara de Múnich de la que actualmente es el Principal Director Invitado. Dirige con regularidad varias de las más importantes orquestas alemanas y austríacas incluidas la WDR-Sinfonieorchester y la Gürzenich Orchester Köln en Colonia, la Bruckner Orchester Linz, la Berliner Symphoniker, la Münchner Philharmoniker, Münchner Symphoniker y Münchner Rundfunkorchester en Múnich.
Debutó en el Teatro Colón de Buenos Aires dirigiendo la Filarmónica de Buenos Aires en 1995. En 1997-1998 fue director asistente de la Joven Orquesta Nacional de España (JONDE) y de la Münchner Jugendorchester, trabajando con Mstislav Rostropovich y András Ligeti, entre otros. En 1999 ganó por concurso el puesto de director asistente de Iván Fischer en la Orquesta Festival de Budapest. En 2001 ganó el primer premio en el VIII Concurso Internacional de Dirección de Orquesta de la Fundación Oriente de Lisboa.
Como director de ópera hizo su debut en el año 2000 en Salzburgo con «El cazador furtivo» de C. M. von Weber. Desde entonces ha dirigido más de 50 títulos del gran repertorio operístico.
Ha grabado para Sony-BMG y la Radio de Baviera, con la Orquesta Sinfónica de Múnich, la Orquesta de la Radio de Múnich, la Orquesta Sinfónica de la Radio de Colonia (WDR) y la Orquesta Filarmónica de Gran Canaria.
PROGRAMA ANDALUZ PARA JÓVENES INTÉRPRETES
El PROGRAMA ANDALUZ PARA JÓVENES INTÉRPRETES está constituido por dos formaciones musicales, la ORQUESTA JOVEN DE ANDALUCÍA (OJA) y el JOVEN CORO DE ANDALUCÍA (JCA). La edad de los integrantes del PROGRAMA ANDALUZ PARA JÓVENES INTÉRPRETES va desde los 14 hasta los 24 años para la plantilla de la orquesta (en el caso de los contrabajos la edad límite sube a los 26 años), y de los 16 a los 31 años para los componentes del coro.
La participación en el PROGRAMA ANDALUZ PARA JÓVENES INTÉRPRETES, ya sea a través de la ORQUESTA JOVEN DE ANDALUCÍA o del JOVEN CORO DE ANDALUCÍA, es el camino de mayor prestigio académico al que tienen acceso los alumnos y alumnas de los conservatorios y escuelas de música andaluces para acercarse por primera vez de un modo casi profesional al mundo de la música sinfónica o coral, con todas las garantías de calidad y excelencia musical.
En 2019 se conmemoró el XXV ANIVERSARIO de este proyecto, desarrollado por la Agencia Andaluza de Instituciones Culturales de la Consejería de Cultura y Patrimonio Histórico de la Junta de Andalucía, en el que se prepara a nuestros jóvenes músicos para dar el salto profesional al mundo de la música sinfónica, de cámara y coral.
El Programa persigue un doble objetivo: complementar la formación orquestal y vocal de los jóvenes valores musicales andaluces como miembros de un conjunto sinfónico, de una agrupación coral o como solistas en distintos géneros y repertorios; y acortar la distancia existente entre el fin de la etapa formativa de los músicos y su posterior incorporación a la vida profesional activa, ofreciendo una gran oportunidad a éstos como plataforma de salida laboral, por la gran diferenciación que supone para ellos el haber participado en un proyecto educativo de gran excelencia académica y musical.
En la actualidad la ORQUESTA JOVEN DE ANDALUCÍA cuenta con una bolsa de 327 instrumentistas. Todos estos jóvenes intérpretes proceden de municipios que abarcan todo el territorio andaluz y han sido seleccionados mediante minuciosas audiciones que se desarrollan anualmente para la orquesta (alternando en años sucesivos las especialidades de cuerda y percusión por un lado, y vientos por otro).
Desde su creación en 1994, gran parte del alumnado de la ORQUESTA JOVEN DE ANDALUCÍA, y posteriormente del JOVEN CORO DE ANDALUCÍA ha logrado cumplir sus objetivos profesionales y musicales, desarrollando sus carreras de músicos profesionales por todo el mundo, bien como solistas, bien formando parte de orquestas o coros, agrupaciones de cámara, bandas sinfónicos o municipales y otros muy diversos tipos de agrupaciones musicales o vocales, tanto andaluzas, como nacionales y extranjeras, o se han dedicado a la docencia musical. Más de un millar de músicos, en distintas generaciones, han pasado por el PROGRAMA ANDALUZ PARA JÓVENES INTÉRPRETES.
Las actividades artísticas de la ORQUESTA JOVEN DE ANDALUCÍA durante estos años han sido muy amplias, con grabaciones discográficas y participación en festivales y auditorios en España, Francia, Portugal, Escocia, Italia, Marruecos e Inglaterra, fomentando la recuperación del Patrimonio Musical español y andaluz. A lo largo de su historia, los directores musicales de la ORQUESTA JOVEN DE ANDALUCÍA han sido los maestros Juan de Udaeta (1994-2000), Michael Thomas (2001-2010) y Manuel Hernández-Silva (2014-2017). Otros directores invitados han sido Jesse Levine, José Luis Estellés, José Luis Temes, Diego Masson, Gloria Isabel Ramos, Enrique Mazzola, Pablo González, Daniel Barenboim, Arturo Tamayo, Francisco Valero, Juan Luis Pérez, Pedro Halffter, Michel Piquemal, Nayer Nagui, Lauren Colson, Yaron Traub, Josep Vicent, Santiago Serrate, Lorenzo Ramos, Rodrigo Tomillo, Alejandro Posada, John Axelrod, Juanjo Mena, Pablo Heras-Casado, Carlos Domínguez-Nieto, Sarah Ioannides o Álvaro Albiach.
Por último, destacar que en 2015 el PROGRAMA ANDALUZ PARA JÓVENES INTÉRPRETES fue galardonado con el Premio Andalucía Joven 2015 en la modalidad de Arte al por “haber proporcionado en estos más de 20 años de existencia a jóvenes talentos musicales andaluces, la oportunidad de desarrollar sus capacidades interpretativas y profesionales en una formación sinfónica profesional, permitiéndoles alcanzar su máximo potencial como músicos, como intérpretes y como personas, enriqueciendo al mismo tiempo su entorno social y cultural a través del arte de la interpretación musical, y la difusión de la música”.
Para más información: www.oja-jca.es
PROFESORADO
Flauta: André Cebrián, solista de la Scottish Chamber Orchestra
Oboe: Robert Silla, solista de la Orquesta Nacional de España
Clarinete: Ildefonso Moreno, clarinete bajo de la Orquesta Sinfónica de Madrid
Fagot: Jesús Villa, fagot de la Symphonieorchester des Bayerischen Rundfunks
Trompa: Estefanía Beceiro, trompa/ tuba wagneriana en la Bilbao Orkestra Sinfonikoa
Trompeta: Lucas Marín, trompetista principal de la Staatskapelle de Schwerin
Trombón: Carlos Gil Ferrer, antiguo trombón solista de la Bilbao Orkestra Sinfonikoa
Tuba: David Llácer, tuba de la Orquesta de Valencia
Percusión: Francisco Manuel Anguas, timbalero de la Akademie für Alte Musik Berlin
Violín: Alexa Farré, concertino de la Real Orquesta Sinfónica de Sevilla
Violín: Alejandro Muñoz, solista de Orquesta de Córdoba
Viola: Alicia Salas Ruiz, solista de la Orquesta Nacional de España
Violonchelo: Suzana Stefanovic, solista de la orquesta de RTVE
Contrabajo: Guillermo Sánchez, contrabajo de la Orquesta Nacional de España
Ergonomía: Luis Vicente Martín, fisioterapeuta y percusionista
Gira de Conciertos:
- Concierto 1: día 17 de abril. Teatro Villamarta de Jerez de la Frontera (Cádiz).
- Concierto 2: día 18 de abril. Teatro de la Maestranza de Sevilla
COLABORAN:
La Orquesta Joven de Andalucía quiere agradecer su colaboración a la Joven Orquesta Nacional de España (JONDE) por la cesión de las tubas wagnerianas utilizadas en este concierto.
Otras instituciones colaboradoras:
- Conservatorio Superior de Música Manuel Castillo de Sevilla
- Ayuntamiento de Pilas
©María Marí-Pérez