La Soledad
Pontificia y Venerable e Ilustre Hermandad de Nuestra Madre y Señora de la Soledad y Sagrado Descendimiento de Nuestro Señor Jesucristo.
Sede canónica
Iglesia de la Victoria.
Calle Porvera, 56,
11403 Jerez de la Frontera, Cádiz
Titulares
Señor del Descendimiento
El grupo escultórico del Sagrado Descendimiento de Nuestro Señor Jesucristo es obra, en su totalidad, del imaginero sanroquense Luis Ortega Brú, siendo realizado entre 1950 a 1957 en los talleres Granda S.A. de Madrid.
Representa el Descendimiento de Cristo por los Santos Varones. José de Arimatea y Nicodemo, sobre sendas escaleras apoyadas en la cruz, descienden el cuerpo de Cristo (estas son imágenes todas de talla); la Virgen, San Juan y las tres Marías (estas otras imágenes son de vestir).
Todo el grupo escultórico, puede encuadrarse dentro del primer período artístico de su autor, ya que presenta una tendencia conexionada a la escultura castellana, fría y seca, del Siglo XVII, marcado por la influencia de Gregorio Fernández, gustándose, además, de usar encarnaduras verdosas para sus obras.
La imagen del Cristo es de tamaño natural bien cumplido, usando una policromía transparente y suave.
Es destacable el realismo de la escena, gracias a la postura relajada, cuando no desplomada, como si realmente descendiera de la cruz el cuerpo inerte. Por su parte, la Dolorosa que procesiona en el paso de misterio, Nuestra Señora de las Tristezas, es una de las pocas dolorosas creadas por el autor, ya que no gustó de prodigar este tema. Sin embargo, en esta imagen, se mostró como un genial conocedor del alma femenina, recreándose en subrayar la angustia de la Madre, al ver a su Hijo muerto, y la desolación inmensa que asoló su espíritu.
Es una imagen concebida desde un punto de vista moderno, con facciones bellas, de ojos grandes y muy rasgados, anegados en lágrimas, nariz respingona y labios de gran plasticidad. Ortega Bru representó a la Virgen en plena juventud, idealizada, pareciendo incluso más joven que su propio Hijo.
Nuestra Madre y Señora de la Soledad
En Jerez, los Religiosos mínimos fueron fervorosos propagandistas de la devoción a la Virgen de la Soledad. La primitiva imagen mariana se encuentra, en la actualidad, en el Convento de las Mínimas de Jerez y durante la Semana Santa se la puede contemplar en la pequeña Iglesia de estas monjas. Esta primitiva imagen gozó de las mayores devociones del pueblo jerezano, siendo de autor y época desconocidos. Desde la exclaustración de la Orden Mínima, se encuentra depositada en la Capilla del Convento de Religiosas mínimas, habiendo sido esta imagen primitiva la que procesionaba en los desfiles de Semana Santa.
En la actualidad, la titular de la cofradía es una imagen de tamaño natural y de candelero. La mandó labrar, a sus expensas, el Mayordomo de la Hermandad. Era canónigo y lo primero que hizo fue ocuparse de elegir un buen imaginero para su realización. Después, por escrito, explicó que la imagen sería propiedad de la hermandad, quien la custodiaría y se cuidaría incluso de la saya y el manto. No dejó nada dicho acerca de su autor. Todo lo que sabemos del imaginero es su nombre, José Fernández Pomar, por una cédula que estaba fijada en el torso de la Dolorosa: Esta imagen la hizo el escultor José Fernández Pomar, por encargo del mayordomo José Moreno, en 1803.
Es una Dolorosa de extraordinario realismo, con profundo sentido espiritual y místico reflejados estos detalles en los ojos, que miran hacia abajo, ya que, entre sus manos, cubierto delicadamente por un pañuelo, sostiene, con una inmensa suavidad, uno de los clavos que traspasaron la piel de su Hijo.
La cabeza de la Virgen hace un leve giro a la derecha. La boca está entreabierta, con un rictus de dolor suave y amargo al mismo tiempo. La nariz es clásica, recta y larga. Es conveniente contemplar a esta imagen muy de cerca e ir directamente a su mirada, de un hondo misticismo, de expresión ensimismada, y a sus manos, que son estilizadas, de dedos finos, largos, revelando una gran maestría en su composición. Todos los detalles de esta Dolorosa revelan congoja, piedad, admirable resignación, suavidad, ternura y emotiva delicadeza. Todo ello es perceptible en su forma de sujetar el clavo, con amor maternal. Es una imagen delicadísima, de gran finura, elegancia y majestad.
Se observa que, aun siendo una imagen hecha en Jerez y por un jerezano, su encuadramiento entra de lleno en el ámbito artístico granadino. A la Virgen se la ha representado como una mujer madura, con una expresión de profundo dolor en su rostro, sin idealizaciones, y una gran delicadeza en el modelado de las manos, que aparecen sujetando, con inmensa ternura, el clavo. Hacia el clavo, precisamente, dirige su mirada esta Dolorosa, pletórica de sugerencias místicas. No se advierten en ella signos letíficos, al modo como los hay –con abundancia- en las sevillanas. Hay, en cambio, una exteriorización del dolor maternal, humano, que, por sí sólo, es capaz de adentrarnos en la profunda humanidad de la Virgen, en su inmenso dolor de madre, siendo, por este motivo, muy asequible al pueblo. La madre de Dios se acerca, a través de su dolor humano, a nuestra naturaleza.
Fuente: https://hermandadsoledad-jerez.blogspot.com/p/titulares.html
Reseña Histórica
Pontificia, Venerable e Ilustre Hermandad de Nuestra Madre y Señora de la Soledad y Sagrado Descendimiento de Nuestro Señor Jesucristo.
Frente a la muralla del antiguo Jerez y más concretamente, a la torre albarrana que sirve de esquina entre las calles Por-vera y Ancha, se funda en el año 1543 el convento de Padres Mínimos de San Francisco de Paula, con el nombre de Monasterio Virgen de la Victoria.
Este nombre se lo dan los monjes mínimos a todos sus monasterios, inclusive ellos mismos se definen como monjes victoriosos y monjas victorias. Hoy en día en Jerez, aún existe una calle llamada “Monjas Victoria”. Estos monjes eran unos fervorosos propagandistas de la devoción a la Virgen de la Soledad y en numerosos monasterios de la Orden, se hallarán por ello, con cofradías erigidas bajo el título de la Soledad.
La Hermandad se funda el 6 de mayo de 1564 con el título de Virgen María de la Transfixión y Soledad y Santo Entierro de Nuestro Señor Jesucristo, por fieles devotos que no dudan en constituir una cofradía con profundo espíritu de piedad y devoción. Desde sus primeros tiempos poseyó el carácter penitencial, junto con el propio de recogida de cadáveres y la asistencia a los ajusticiamientos. Este carácter, que la destaca de casi todas las Cofradías de aquellos tiempos, es marcado y aparece claramente en sus Estatutos. En sus primeros tiempos, la Cofradía de la Soledad, adquirió gran esplendor en la ciudad, y, hasta 1685 la Cofradía continuó en la línea de realización marcada en sus primitivos Estatutos. En esta fecha, se le prohibió recoger cadáveres, así como la asistencia a los ajusticiamientos, tras largos pleitos con la Hermandad de la Caridad
Al poco tiempo de su creación, la Comunidad de Mínimos donó en propiedad a sus hermanos la primera de las Capillas del templo, donde se depositaron las imágenes. Pasado cierto tiempo, pidieron a la comunidad conventual la donación de la Capilla inmediata a la puerta del templo, así como de un hueco en la torre para la construcción de la Sacrístia.
En sus primeros actos procesionales se llevaba un paso con los símbolos del Descendimiento, es decir, la cruz con los sudarios y a los pies de ella la imagen de la Soledad con una corona de espinas en las manos.
La exclaustración general de las Órdenes Religiosas provocó la caída parcial de la Hermandad. En el año 1835 se aprobaron sus nuevas reglas, tras su reorganización. La aprobación de sus nuevos Estatutos tuvo lugar el 2 de marzo de 1895, consiguiendo el título de Pontificia. En ese mismo año se reanudó el desfile procesional.
En 1916, debido a unas reparaciones en su templo, salió de la Parroquia de Santiago, volviéndolo a hacer de nuevo en el periodo comprendido entre 1920 y 1923.
De acuerdo con sus reglas aprobadas, salía en procesión a las seis de la tarde del Viernes Santo. Esta procesión a lo largo del tiempo cerraría los desfiles procesionales de la Semana Santa de Jerez, pues se entendía que representaba el misterio posterior al entierro de Cristo.
Esta Hermandad es una de las tres que en la Semana Santa de Jerez, procesionaba al principio sólo con el paso de palio, y no sería hasta el año 1958, cuando, con una gran expectación en Jerez, procesionó por primera vez el paso de misterio, que venía precedido de la fama de ser el de mayores dimensiones, no sólo por sus andas sino también por el número de figuras que componían el misterio.
En los primeros años del siglo XXI, la hermandad ha celebrado diversas efemérides, como por ejemplo, el bicentenario de la imagen actual de la Virgen de la Soledad, en el año 2003; el cincuentenario del grupo escultórico del paso de misterio, en 2007, y más recientemente, en octubre de 2014, la hermandad celebró su 450 aniversario fundacional, otorgándole el Consistorio Jerezano la medalla de oro de la ciudad de Jerez.
Fuente: https://hermandadsoledad-jerez.blogspot.com/p/historia.html
El paso de Misterio
Representa el Descendimiento de Cristo por los Santos Varones. José de Arimatea y Nicodemo, sobre sendas escaleras apoyadas en la cruz, descienden el cuerpo de Cristo (son imágenes todas de talla); la Virgen, San Juan y las tres Marías (son de vestir). Todo el misterio es de Luís Ortega Bru, entre 1950 y 1957.
Este monumental paso de misterio fue tallado, dorado y policromado en los talleres de Luís Jiménez Espinosa y Manuel Guzmán Bejarano. Su realización comenzó en 1957 y se terminó para la Semana Santa de 1958. Es verdaderamente impresionante por su composición y realismo las figuras que componen el misterio.
El paso de Palio
El techo de palio es de terciopelo de color amatista, bordado en oro y sedas de colores. En el centro, está bordado el escudo de la Hermandad, dentro de una cartela. De la cartela en sentido radia, surgen unos roleos enfrentados que se adornan con hojas de acanto. Es obra del taller de Esperanza Elena Caro y fue estrenado en el año 1954.
Las caídas del palio actuales son copias exactas de las anteriores realizadas por las Carmelitas de la Caridad con diseño de Enrique Hernández. Son de estilo sevillano, de malla y bordadas con hilo de oro por Rosario Bernardino Díaz, de Sevilla. Fueron estrenadas en el año 1994.
Los respiraderos son de malla con bordados de oro, obra de las Carmelitas de la Caridad. Se fijan al paso con un moldurón de plata cofradiera. La maniquetas y las planchas a modo de ménsula de donde estos arrancan, son obra de Manuel Rodríguez Pérez, y fueron estrenados en el año 1954.
Los varales son de plata cofradiera, todos los tubos están repujados. Los basamentos son de planta cuadrada. En las esquinas unas columnas salomónicas que soportan un frontón y forman un pequeño templete. Obra de Manuel Rodríguez Pérez, estrenados en el año 1954.
La candelería consta de ciento cinco piezas. Las jarras son dieciséis. La peana de la Virgen es obra de Villarreal. La imagen venera representa a María Auxiliadora.
Los candelabros de cola son de plata de ley, tienen doce puntos de luz cada uno. En la base dos ángeles. Las tulipas se rematan con una crestería terminada en corona.
Escudo y túnica
Escudo
En una corona de espinas que encierra el símbolo mariano del Ave María. En la parte superior la mitra Pontifical.
Túnica
Túnica y capa de raso negro con antifaz de raso morado
Atributos más destacados
El Estandarte de terciopelo negro bordado por las Carmelitas de la Caridad, de Jerez en 1963, fue sustituido por otro de Ildefonso Jiménez en la Semana Santa de 2003.
Entre los enseres más destacados, mencionaremos:
- la Cruz de Guía, de ébano y plata de ley, de 1954.
- El Libro de Reglas, de terciopelo morado, con cantoneras, broche y escudo de plata de ley, de Manuel Rodríguez, de 1955.
Contacto:
Casa de Hermandad:
C/ Porvera, s/n Jerez.
- Teléfono: 956340489
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